Cita con el cantante: Andrés Pérez

Andrés Eduardo Pérez nunca se quedó quieto. Su fijación de niño era sentirse en movimiento, por eso cuando veía a su papá jugar fútbol no dudaba en entrar corriendo a la cancha para perseguir eso redondo que pateaban de un lado a otro. Eduardo Pérez y Ruth Gutiérrez estuvieron ahí para ver cómo el amor por la pelota crecía en su hijo.

Entre la venta de pollos, un negocio familiar, y la creación de esculturas de hierro, una vocación paternal, Andrés construyó su identidad como jugador de fútbol. Su sensibilidad lo llevaría a pensar su lugar en el mundo más allá de un uniforme porque el movimiento no es exclusivo de una cancha de fútbol o de un equipo; hay otros escenarios que existen para hacerlo sentir vivo. Por eso supo escuchar a su esposa Alejandra cuando le recordó su rol de padre o a sus amigos cuando venían a hablarle de cualquier otro tema.

Así nacen las noches de juegos de mesa, las tertulias y los círculos de palabras. A diferencia de sus hermanos Marcela y Leonardo, Andrés no heredó habilidades artísticas y plásticas, pero sí se inclinó a cultivar, con rigor y paciencia, la escucha atenta a lo que su mente y su cuerpo tenía por decirle. Por eso aún todavía no deja de sorprenderse por lo que pueda lograr ya sea detrás de un balón o simplemente no quedándose quieto