Mientras cientos de Ibéricos llegaron libremente al Nuevo Mundo en busca de fortuna y riqueza, para miles de africanos, fue violentamente contrario. Una fuerza laboral gratuita y sometida que trabajó en plantaciones, distritos mineros, factorías esclavistas y labores domésticas, constituyendo la base económica de la riqueza colonial y cuyo trabajo impulsó la opulencia y bienestar de una población blanca que dominó en época de la colonia.

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