Alejandro y Andrés, dos habitantes de Lisboa Dajuando - una pequeña vereda del departamento del Cauca - son retados por Zona Fantasmal para ir tras el rastro de uno de los personajes legendarios más siniestros de los que se pueda contar. Se trata de El guando, una procesión fúnebre que aparece a mitad de la noche, llevando un cadáver en una camilla improvisada y aterrorizando hasta al más valiente. Pero valentía es lo que les sobra a Alejandro y Andrés, pues fueron capaces de seguir las pistas que les dejaron para ir tras su huella: vencieron el agotamiento para llegar a una casa de barro que estaba en lo más alto; se internaron en el monte para encontrar un pequeño puente de guadua donde estaba escondida una pista; buscaron en medio de un cafetal a alguien que los esperaba para hablarles sobre este personaje legendario, y enfrentaron el frío y la oscuridad del desolado cementerio del lugar, para recibir las indicaciones precisas y un mapa que los guiaría hasta donde fue visto El guando por última vez. Y todo lo hicieron reponiendose a la sensación de estar constantemente observados. Pero para abrir ese mapa, ellos deben haber vencido todos sus miedos. Si lo logran, quizás encuentren a ese temible personaje, puedan escribir una nueva historia y se conviertan en leyenda.

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